Una nostálgica mirada a Soller

Tuve la gran suerte de vivir casi tres años en el pueblo de Soller, entre montañas y naranjos y con el silbido del tranvía, que los primeros días me robaba el sueño. Soller es uno más de los pueblecitos con carácter de Mallorca, con sus características calles empedradas (muy traicioneras cuando llueve) y su imponente iglesia sobresaliendo entre los tejados de las típicas casitas mallorquinas.

Pero sin duda lo que hace muy peculiar a este pueblo es su tranvía que atraviesa la plaza principal para llevar a sus pasajeros hasta el  Puerto de Soller.  Además cuenta con un tren (con más de 100 años de historia) que atraviesa montañas, se sumerge en túneles y pasa por antiguos acueductos romanos, para unir este pequeño pueblo con la ciudad de Palma.

El pueblo

Todo el que llega a Soller (en coche, tren o incluso en bicicleta) se dirige hacia su plaza central donde se encuentra el Ayuntamiento, en Banco y la Iglesia de San Bartolome que turistas y no tan turistas confunden muchas veces con una catedral debido a su tamaño. Esta iglesia gótica, que a duras penas sale entera en una sola foto, es visible desde muchos lugares del pueblo y sobretodo desde sus alrededores. Sus largas agujas te indican que sin lugar a dudas has llegado a Soller.

Banco de Soller e Iglesia de San Bartomeu

Banco de Soller e Iglesia de San Bartomeu

Cercana a la plaza principal, hay otra pequeña plaza donde está la estación del tren y el museo del Ferrocarril (con una sala dedicada a Picasso y otra a Miró). En esta plaza se encuentra la oficina de turismo integrada en el entorno, ya que se sitúa en el interior de un antiguo vagón de tren muy bien conservado.

Oficina de turismo de Soller

Oficina de turismo de Soller

Las fuentes

Justo en frente de la Iglesia de San Bartolomeu hay una pequeña pero bonita fuente decorativa dónde acuden las palomas a beber, pero en frente del ayuntamiento (camuflada entre las sillas de las terrazas) hay una fuente más pequeña donde puedes refrescarte ya que el agua es potable.  Encontrarás también numerosas fuentes de agua potable en las calles del pueblo, algo de agradecer en los días de más calor.  Sentarse en una de las terrazas es algo muy común durante los días de mercado (los sábados) pero el resto de los días es mucho más tranquilo.

Los parques

Desde cualquier rincón del pueblo se puede ver la montaña, nevada en los puntos más altos durante el invierno. Es por ello que estar jugando con los niños en el parque se hace muy agradable porque se puede disfrutar también de unas magníficas vistas. Hay un parque, que aunque no es de los más grandes o bonitos, tienen un encanto especial porque esta junto a la estación del tren y los más pequeños se quedan embobados con cada entrada y salida del tren. Soller tiene también un bonito e interesante Jardín botánico.

Parque junto a la estación de tren

Parque junto a la estación de tren

La comida

En Soller lo más común es sentarse en una terraza a comer un pa amb oli o unas buenas tapas, ya que casi todos los restaurantes están en el Puerto.  Junto a la plaza hay un bar llamado París, uno de los más visitados por los sollerics y junto a el una pastelería dónde hacen la típica ensaimada de crema quemada, una dulce delicia.  Muy cerca de allí, está la heladería de Soller, y aunque se pueden comer helados «fets a Soller» en casi toda la isla, la heladería tienen una fresquita terraza donde comerse el helado a la sombra de los árboles que la rodean. Junto a la heladería hay una tienda de producto hechos en Soller y enfrente de esta el mercado de Soller (donde comprar fruta, pescado o flores).

Heladería Soller

Heladería Soller

Pero además Soller tiene una larga calle comercial en la Calle de la Luna, junto a la plaza principal. En ella hay las tiendas de ropa, de zapatos o  de productos típicos de Soller (como el paté La Lluna o la mermelada). En esta calle también hay numeras tiendas/talleres de artistas locales o de artistas extranjeros que un buen día llegaron a la isla y decidieron quedarse a vivir. Casi al final de la calle, antes de que termine la zona peatonal está el reciente museo modernista, Can Prunera. Vale la pena visitar este museo, no sólo por sus importantes colecciones sino por la belleza del edificio recientemente reformado.

Calle comercial de Soller

Calle comercial de Soller

Sus fiestas

La fiesta más conocida de Soller son sus Moros y Cristianos que se celebran en Mayo, donde las mujeres también tienen un papel especial en las fiestas. Un grupo de mujeres, elegidas por votación, representan a las «Valentes dones»(las mujeres valientes) que ayudaron a sus maridos en la lucha para evitar la conquista musulmana del pueblo de Soller.

Espectacular puesta en escena de Escarabutzes

Espectacular puesta en escena de Escarabutzes

Otra fiesta, quizás menos conocida, es la que tiene lugar el 24 de agosto por la festividad de San Bartomeu. Desde hace unos años, la noche del 24 la plaza se llena de luz y fuego en una impresionante puesta en escena por parte del grupo Escarabutzes y que concluye con un espectacular correfoc alrededor de la plaza. Si queréis asistir ir bien equipados (gorra, zapatillas cerradas y chaqueta), porque la zona es muy pequeña y aunque estés de espectador te pueden saltar alguna chispa.

Su entorno

Soller, a medio camino entre Deià y la Serra de Tramuntana, es el lugar ideal para realizar multitud de excursiones. Andando o en bici hay excursiones muy  bonitas al Puerto de Soller, a Deià o a los puntos más altos del pueblo como Ses Tres Creus. Os recomiendo el libro «Caminando entre el mar y la montaña» de Gabriel Ordinas Mercé donde encontaréis 15 fantásticas rutas para conocer la zona, para nosotros fue el libro de cabecera para descubrir los más bellos rincones de Soller. Hay muchos libros, pero si no en la misma oficina de turismo os darán un mapa y os recomendarán las mejores rutas.

Vista de Soller

Vista de Soller

Sus playas

A tan sólo 5 minutos en coche o a media horita en el tranvía está el Puerto de Soller. Dos grandes playas recorren todo el municipio hasta llegar a su puerto marítimo. La mayor zona es de arena, pero al final del Paseo del Repic hay una zona con piedras (frente al restaurante Agapanto) donde el agua es mucho más cristalina y desde donde los niños pueden entretenerse buscando cangrejos.

Os dejo como siempre con una selección de fotos, algunas que hice expresamente durante mi última visita a Soller y otras que he rescatado de nuestros numerosos e incalculables paseos por sus calles y caminos de tierra. Espero que os gusten 😉

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About Julia Comino

Diplomada en Turismo y amante de los viajes! Interesada en marketing on.line y redes sociales.

5 responses to “Una nostálgica mirada a Soller”

  1. Pau Gomila Garcia says :

    Gran trabajo. Gracias por darnos a conocer un poquito más de Soller. Recomiendo su lectura.

  2. virbox says :

    A mí me gustó mucho Soller, solo he estado dos veces (una en el puerto y otra en el pueblo) y me pareció un sitio encantador. Ahora al leer tu post me han entrado ganas de volver jajaja

  3. Jesica says :

    Hola guapa que bien escribes que sepas que iré a Soller porque después de leer esto hace ganas

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